martes, 19 de julio de 2016

Acariciado por Venezuela


"No hay tormenta que dure cien años, y tampoco cuerpo que resista. En toda tormenta siempre hay un aprendizaje."


Estas son las palabras de Frank, el músico venezolano que junto con su compañera musical Josaira, acarician nuestro espíritu cada mañana en el desayuno. Ambos tocan el arpa, pero Frank por momentos mientras toca el arpa con la mano derecha, simultáneamente su mano izquierda se desliza sobre el teclado. 


Josaira nos pregunta de dónde venimos y le contestamos que de México. Asumen que soy mexicano y yo como es mi costumbre, siempre que viajo lo acepto orgullosamente.


Ellos dedican algunos minutos en recordar algunas piezas musicales mexicanas del gran maestro Manzanero, de el inolvidable Juan Gabriel y luego las arpas empiezan a vibrar melodiosamente...la letra ya conocida por mi tras 32 años de estancia en México inunda mi interior. 


México Lindo y Querido si muero lejos de ti que digan que estoy dormido y que me traigan aquí. 


Mi espíritu se estremece, despertando años de vivencias y bendiciones de la patria que ha sido mi hogar por mas de la mitad de mi vida.  Las lagrimas empiezan a correr por mis mejillas. Dejo la taza de "guayoyo" (café negro) en la mesa y tomo conciencia del momento mirándome internamente.


Lloro porque quien vive en la tormenta ha sido capaz de acariciar mi alma.


Escucho la voz de mi interior que habla en momentos claves de mi vida,


"Tranquilo esto es pasajero, lo único que tienes que hacer es disfrutar el momento, vivir la dicha de estar vivo." 



Continuo sentado allí a un lado, deleitándome con la música que los demás comensales parecen no escuchar ante las prisas matutinas de irse a sus compromisos de trabajo y negocio.


Lentamente me tomo dos tazas de café disfrutando, cada momento del presente consciente de lo afortunado y bendecido que soy, agradecido con el profundo aprendizaje que tras un viaje de mas de 4000 kilómetros me rinda la vida.


Estoy consciente de los momentos difíciles que muchos venezolanos atraviesan haciendo largas filas interminables con la esperanza de adquirir productos básicos de primera necesidad, de la preocupación de muchos otros por no poder pagar los medicamentos necesarios o de no tenerlos simplemente porque hay un des abasto; entre muchos otros problemas.


Mi estancia aquí me recuerda nuevamente que la vida es en el presente. Para sobrevivir la tormenta y para encontrar la solución se vive conscientemente. Estoy agradecido...hoy me propongo vivir el día...¡Gracias!




Ramón Cervantes Martínez
Desde Caracas, Venezuela.

"Vivir en Plenitud"





No hay comentarios:

Publicar un comentario