miércoles, 31 de agosto de 2016

La Prisión de los Celos.




Si bien es cierto que un buen numero de personas hemos sentido celos en algún momento de nuestra vida, sobre todo en relación a alguna persona con la que sentimos un vínculo afectivo-amoroso como de noviazgo o pareja, esto no quiere decir que estamos “enfermos” o que padecemos un trastorno psicológico.

¿Que son los celos?

El sentir celos es una preocupación ante una aparente amenaza o posible pérdida de una persona amada. Es una interpretación personal de la realidad de ser desplazada/o por otra persona y la resultante reacción de miedo que se detona.

Lo Constructivo

La  reacción de miedo, puede llevar a respuestas constructivas  de darme cuenta que quizás  mi atención, actitud  o  comunicación a nivel de pareja podría mejorar. En estos casos podría ser asertivo  al hacer los ajustes necesarios, sin mayor repercusión para la otra persona. 

Lo Destructivo

Sin embargo, en algunas ocasiones las respuestas ante el miedo a ser desplazado/a, pueden ir tomando proporciones de afectación cada vez mayores para la persona de nuestro afecto y relación amorosa en crecimiento.  Cuando esto ocurre, los miedos se expresan con la pareja ante palabras,  cuestionamientos y exigencias  de gran inseguridad, destructivas, de espionaje, de chantaje y de hostilidad.



La persona "celosa" ante el miedo a ser desplazada/o emprende un  "plan de acción" por así decir tratando de descubrir  cualquier posible acontecimiento que lleve a su ser "amado" a la infidelidad. Es importante entender que el supuesto "plan de acción" a raíz de lo que cree ver la persona celotípica no refleja la realidad. 

Trastorno Celotípico


Estos son indicios que con el paso del tiempo, se tornan en un trastorno de  “celos patológico" o celotipia. Las sospechas y los interrogatorios irán en aumentó  tomando cada vez matices más agresivos afectando severamente la relación a niveles de comunicación, integración cotidiana,  lo afectivo-sexual, etcétera.


A veces en el proceso la persona celosa demostrará  arrepentimiento, pidiendo perdón y haciendo promesas que pronto se desvanecerán.  Los justificantes pueden ser muchos, por mencionar uno:



“Ahora que nos casemos me sentiré mas seguro/a de ti  y te prometo que no volverá a pasar.” 
Entiéndase, “Ahora que nos casemos, me sentiré mas seguro/a de ti pues serás de mi propiedad.” 

Claro esta que lo que posees o lo que sabes o crees tener derechos se convierte en el bastión a  defender  con mayor decisión y fuerza. 


Lejos de mejorar,  seguirán por escalarse cada vez mayor las reacciones adversas de chantaje, manipulación y hostilidad; pues la persona que sufre de dicho trastorno debemos recordar, es incapaz de reconocer la realidad y modificarla a voluntad. 

Una vez instalado los patrones o estructura de dicho trastorno, se deberá acudir a ayuda profesional para desmantelar los mecanismos que lo sostienen.  


Toma de Decisiones


A la vez, con frecuencia quien es victima de dicha situación, también necesitará de un apoyo profesional para poder detener el impacto nocivo a su persona y tener la determinación de poner fin a esta situación.  Lejos de ser una relación de amor, se ha tornado en una relación de miedo, violencia, dependencia, control y desamor.


Si justificas y hasta te sientes orgullosa/o de los celos de tu pareja en nombre del amor, quizás estas a tiempo de no ser partícipe de una relación que más bien terminara por ser la construcción de tu propia prisión. 
Si te das cuenta que ya eres prisionera/o  y te sientes impotente de tomar decisiones,  entonces quizás es momento de actuar y buscar ayuda. 




El amor solamente se sostiene en una relación que busca constantemente entrega, afecto, confianza, comunicación, igualdad, y equilibrio. 

La magia del amor se rompe y se acaba en el momento justo en que cualquiera de las dos personas involucradas pisa el umbral de la prisión; victima de la celotipia.


Ramón Cervantes Martínez
Navegante de la Vida
Terapeuta Breve Estratégico